Rescate alimentos añejos
Agua para el pan duro
Humedezca con un poco de agua la parte exterior de una barra de pan que se volvió duro y póngalo de vuelta en el horno a unos 180°C durante cinco o diez minutos, dice el escritor de alimentos Stefan Gates.
En el hogar de Gates, las baguettes pasadas se cortan en rodajas de medio centímetro y se ponen en un horno caliente (aproximadamente a 50°C) durante unos 15 a 20 minutos. “Las volvemos una especie de galletas para los quesos”, dice. “Pueden almacenarse en una bolsa de plástico sellada”.
Rehornear las galletas
Las galletas que se volvieron blandas y están al borde de la muerte también pueden ser revividas en el horno.
Cinco minutos a 180°C y vuelven a la vida. Por poco, eso sí, porque la frescura no durará mucho, así que a consumirlas.
Lechugas envueltas en toalla
Hay una serie de trucos para mantener las lechugas frescas y crujientes. El sitio Lovefoodhatewaste.com sugiere separar las hojas y guardarlas en un recipiente con agua en el refrigerador. El agua debe cambiarse cada dos días.
El blog The Kitchn recomienda una forma más sofisticada, denominada el “método de la toalla de baño”. Se debe cortar las verduras, lavarlas, ponerlas en una ensaladera y extenderlas sobre una toalla limpia para secarlas al aire durante unas horas. Luego se enrolla la toalla con estas en el interior, asegurándola con elásticos de goma. Se abre para tomar lo necesario por ese día y luego se vuelve a enrollar.
“La lechuga de paquete se conserva en gas, por lo que una vez que comienza a echarse a perder nada la revive”, dice la chef Clarissa Dickson Wright.
Sin embargo, la lechuga romana puede ser revivida dejándola en agua muy fría –incluso con unos cubitos de hielo– toda la noche.
Si eso no resulta, haga sopa de lechuga, recomienda la chef. “Fría un poco de cebolla y ajo, agréguelo al caldo y tire las hojas de lechuga. Sírvala con crutones encima, hechos con pan añejo”, recomienda.
Salvando al pepino
Si quiere aprovechar el pepino un par de días más, corte sus puntas y póngalo parado en un frasco con agua fría, aconseja el sitio Lovefoodhatewaste.com.
Lácteos congelados
La leche y el queso pueden ser congelados para extender su duración, dice Lovefoodhatewaste.com.
El queso, eso sí, debe rallarse primero, así luego puede ser puesto directamente desde el congelador en su salsa, lasaña o donde sea necesario.
Helado de banana
Si sus maravillosos plátanos amarillos se comenzaron a poner café, no se desespere. La chef Dickson Wright sugiere congelar bananas para hacer helado. Primero, eso sí, estas deben pelarse y luego ser pasadas por el procesador de alimentos.
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