El pousse café
En el idioma francés pousse significa empuja, lo que nos lleva a pensar que el famoso pousse café tiene como finalidad facilitar al café el tránsito digestivo, por esta misma razón se lo ha traducido como bajativo. Con frecuencia en las minutas de ciertos restaurantes se habla de plus café, lo que es incorrecto. Las faltas en las cartas son frecuentes, hasta vi hace poco omelette convertido en homelite, palabra que en realidad se refiere a motosierras, sopladoras y cortadoras.
Hablemos entonces del pousse café en sus múltiples posibilidades. Después del postre llega el aromático expreso, para unos la hora del cigarro. Noble digestivo es el coñac del que los franceses dicen: “El más femenino de nuestros licores, porque hay que calentarlo mucho para que se entregue”. En nuestro país se ofrece un coñac francés como Courvoisier, Camus, Hennecy, un brandy español como el Duque de Alba mucho más cargado en caramelo, luego más dulzón. Quiero recordarles lo que significan las apelaciones impresas en las etiquetas. El V.S. (very special) es un coñac que envejeció dos años, el V.S.O.P. (very especial old pale) tiene por lo menos 4 años. El X.O. (extra old) lleva un mínimo de seis años, pero algunas mezclas de X.O. pueden ostentar más de veinte años. Conseguí en la ciudad de Cognac uno insólito del año 1906, su etiqueta bastante maltratada por el tiempo menciona 70 grados de alcohol cuando lo normal gira alrededor de 40. Se habla aquí de Grande Champagne, nombre de la región en la que se elabora uno de los mejores productos. Pienso que el coñac y el armañac son los más serios pousse cafés, así como el Martini dry es el más elegante de los aperitivos. ¿Cuál es la diferencia entre el coñac y el armañac? Pues se elabora el coñac con una sola destilación continua, mientras que el armañac está sometido a una doble destilación. En años excepcionales, las botellas llevan la fecha de elaboración. Ambos licores pueden conservarse durante varios siglos sin ningún problema.
Desde luego podemos escoger un ron añejo, un vodka bien helado, una de estas cremas muy dulces como el Drambuie, el Cointreau, el Grand Marnier, licores de melón, crema de cacao, de café, de menta, toda la gama de Marie Brizard, El Cordial Médoc, el curaçao. También está el calvados, aguardiente de manzana elaborado en Normandía. Existe toda una gama de licores anisados como el Sambuca, el Chinchón, el Ouzo de los griegos. Con hierbas y plantas aromáticas se hace la Bénédictine, la Chartreuse: sabemos que desde hace mucho tiempo los conventos solían elaborar vinos y licores. Los franceses sirven la crema de menta “frappée”, es decir, con hielo triturado, es el más fresco de los pousse café.
Después de un almuerzo, de una cena, puede ser bienvenida una copa de ron añejo. No descarto el saké cuando se trata de una comida china o japonesa, se lo toma en hermosas copitas de porcelana. Mi gusto personal me lleva hacia un whisky tomado sin agua ni hielo. Pienso que en el mercado local el mejor es el Ballantines de 30 años con su color de oro, su aroma tan dulce en nariz, sus toques de miel y vainilla. En boca es una seda, pues no es para nada agresivo. Es uno de los whiskies más caros y exquisitos del mundo, deja muy atrás el Royal Salute y el Johnny Walker etiqueta azul. No siempre es fácil conseguirlo pero lo tenemos aquí, en Guayaquil (Vinlitoral). Diversas cremas y bajativos suelen encontrarse en los supermercados.
El Bailey’s merece una mención especial, así como el Amaretto, aquel licor italiano en el que se halla la esencia de 17 plantas o frutas aromática con el toque amargo de las almendras; se lo usa en la elaboración del tiramisú. El original Frangélico con su botella en forma de monje nació hace 300 años, incluye avellanas, cacao y vainilla.
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