Sobredosis de uno mismo
Si nos cansamos de ser quienes somos, es porque nos estamos repitiendo incesantemente y es ahí cuando nos saturamos de nosotros mismos. Es como hacer planas con nuestra actitud de vida: YO SOY ASÍ, YO SOY ASÍ, YO SOY ASÍ. Ya parece una condena.
¡Deja de ser tan “tú” por un instante, por esta situación, por esa decisión! Si no firmaste nada para ser tan predecible y terco. Sorpréndete con tus decisiones de cualquier porte y experimenta cómo te ves, cómo te sientes con otra forma de ser que pensabas que jamás podría quedarte bien.
Accedamos a la magia de cualquier cosa que pueda suceder sin sustos, y a pesar de nuestros gustos tan nuestros, atrevámonos a probar otros colores, porque el ingenio y hasta la dulzura se aburren ante lo estructurado.
Que no sepamos de inmediato qué regalo de vida queramos hacernos puede ser muy saludable, podría significar que realmente estamos abiertos a nuevos anhelos y dispuestos a olvidar ilusiones recalentadas. La rutina es un lugar seguro, sí, pero también aburrido y desvía muchas posibilidades de crecimiento a todo nivel.
De niña jugaba conmigo misma el juego de no saber qué iba a hacer en un lugar políticamente correcto y me imaginaba un sinfín de posibilidades. Esa adrenalina de no saber la conservo, la atesoro y la aplico como fertilizante del “todo es posible”. Pero todo es posible si abrimos nuestra imaginación más allá de nuestro yo demasiado conocido.
Si algo caracteriza estos tiempos es lo vertiginoso y cambiante de los sucesos, no pretendamos entonces seguir con revoluciones antiguas y esquemas de primaria cuando ya hace mucho que nos graduamos de eso, la mayoría sin honores.
Entonces, si la imaginación no tiene límites, ¡¿por qué te limitas tanto?!
Tenemos que recalibrarnos con una nueva fórmula, asentarnos, pero no para reafirmarnos en ser perpetuamente quienes hemos sido, sino para tener la libertad que tanto pregonamos. Y aunque nos quede muy bien cierta forma de ser, perderemos el encanto y la seducción ante nosotros mismos si no probamos otra vestimenta en la vida, otra forma de aprender, otro champú, otras formas de amar.
Desvíate para encontrar otros caminos y aterrizar en otras pistas, no juzgues si son mejores o peores, solo intuye que son diferentes. No seas como eres para ver qué pasa.
Entremos a un mundo experimental y nuevo. No perderemos nuestra identidad ni nuestras huellas digitales si sacudimos el tablero y jugamos otros juegos.
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